Diario de Viaje - Día 2 – Tafí del Valle. La comunidad del NOMADE

El segundo día comenzó temprano en San Miguel de Tucumán. Después de desayunar nos fuimos a visitar la Casa Histórica, como le llaman los tucumanos, que para nosotros es la casita de Tucumán, así nos enseñaron en la escuela y así se perpetuará en nuestro cerebro para siempre, qué se le va a hacer…

La casita es muy pintoresca, está casi toda restaurada, hecha de cero digamos, porque la original se estaba deteriorando hace muchos años atrás. En la década de 1890 funcionaba allí la Oficina de Correos. En el año 1904 el edificio fue demolido porque se encontraba en un estado de avanzado deterioro y sólo se conservó el salón de la jura. Para protegerlo se le construyó alrededor un templete y se le colocó un techo de vidrio. Algunos críticos lo llamaban “la quesera”. El arquitecto Mario Buschiazzo fue el encargado de la restauración de la “casita” entre el año 1942 y 1943. Buschiazzo es reconocido por sus trabajos de restauración del Cabildo de Buenos Aires en 1940, el de Salta en 1945 y las Ruinas de San Ignacio Miní en 1938, entre otros trabajos. Basándose en imágenes tomadas en 1869 por el fotógrafo tucumano Ángel Paganelli y planos de 1904, logró darle forma al edificio que vemos hoy en día.

Frente de "la casita" y Salón de la Jura

Es realmente llamativo cómo uno se queda detenido en el tiempo un instante cuando imagina el momento en que aquel 9 de julio de 1816 la sala de la jura estaba colmada de patriotas. Ese histórico día en el que se decidió cortar los lazos con España y declararnos independientes. Casi que no lo escuché al guía porque estaba abstraído en mis pensamientos.

Una de las galerias y el segundo patio

De la casita nos fuimos a la terminal y sacamos pasaje para viajar a Tafí del Valle al mediodía. Allí comenzarían los gastos de traslado que aún seguimos maldiciendo (ja!). El viaje a Tafí es increíblemente hermoso. El micro tiene que atravesar el último “pedazo” de yungas que queda de la selva que desciende desde Bolivia y atraviesa Jujuy y Salta antes de ingresar a Tucumán. Bordeando cerros y siguiendo el curso del “Rio de los Sosa”. La ruta provincial 307 serpentea subiendo y bajando para atravesar una extensión importante de kilómetros. Como el piso es de pavimento se disfruta muchísimo el viaje. El paisaje es maravilloso, el verde predomina totalmente, es el primero y último verde selvático que veremos en el viaje, la aridez del Noa va a empezar, algunos días más adelante, a mostrarnos todo su esplendor.
Llegando a Tafí existe un pueblo llamado El Mollar, cuyo nombre quechua deriva de molle, un árbol característico de la zona. Allí hay un gran lago artificial, es el famoso “Dique La Angostura” que, creo yo, se alimenta con el agua que le llega del “Rio Tafí”. Teníamos pensado pasar por allí pero finalmente no lo hicimos, no sé si realmente valía la pena, conocimos viajeros que les gustó mucho, tal vez el encantamiento que nos provocó Tafí nos cegó un poquito. Desde Tafí se puede observar el lago en casi toda su extensión porque se encuentra a unos 10 minutos y forma parte del mismo valle. Hay un gran cerro llamado “El Pelao” en cuyos alrededores se asienta el pueblo de Tafí, el Mollar, el lago y otros pueblitos y caseríos dispersos sobre las laderas. A su vez, todo el paisaje está formado por 2 cadenas de cerros que “envuelven” y forman todo el valle, es hermoso.

Tafí del Valle se encuentra a 107 km. de la ciudad de San Miguel de Tucumán. El nombre deriva del vocablo diaguita Taktillkta que quiere decir “pueblo de entrada espléndida”. Desde la terminal nos fuimos directamente a un hostel que nos habían recomendado en San Miguel, “Nómade” se llamaba y tenía una ubicación muy tranquila, después de lo vivido en la capital ya empezábamos a buscar un poco de paz. Tuvimos la fortuna de conocer allí mismo a mucha gente, de todas las edades y de distintos lugares.

El "Nomade"
Entre los visitantes estaban los dos personajes de San Juan que habíamos saludado en el hostel de San Miguel. Esto de encontrar gente conocida en otros pueblos durante el trayecto que pensábamos hacer se iba a convertir en una constante. Los sanjuaninos eran Juan y Marcos, con ellos compartimos habitación. También lo hicimos con el doctor oculista que nunca supe su nombre. El Doc había viajado con un amigo del cual tampoco supe su nombre pero los íbamos a volver a ver muchas veces más. En otra habitación estaban Lucas, que nos acompañará hasta Cafayate y dos chicas, una era pediatra (o algo así) y la otra profe de inglés, se llamaban Natalí y Viviana. También había un cuarteto que venía de Neuquén, dos chicos y dos chicas (una lesionada del tobillo). Y había también algunos músicos que le entraron a la guitarrita cuando comenzó a caer la noche.
En Tafí salimos a recorrer el pueblo. El “centro” es chiquito, por supuesto, en los alrededores se expande la “Cariló” de Tucumán. Hay muchas y muy lindas casas, que, por alguna razón que desconozco ninguna tiene piscina. Hay muchas camionetas 4 x 4, cuatriciclos, caballos…hay un buen pasar económico digamos. Nos contaron que muchas de esas casas pertenece a personas que viven en San Miguel, algunos son políticos, otros empresarios. Los jóvenes, hijos de esas familias son bastante bulliciosos digamos, iban y venían en cuatris y motos constantemente. Era su manera de divertirse… Nosotros nos subimos a un cerro llamado “de la cruz”. Una subida linda, hicimos el primer esfuerzo de las vacaciones para llegar a lo más alto. Desde la cima se puede observar todo el valle, es una vista increíble.

El "centro de Tafí y la inmensidad del paisaje desde el cerro de la cruz
En el hostel la pasamos muy bien, cenamos todos juntos un arroz hecho en una especie de disco con muchas verduras, para mi gusto demasiadas, pero estaba exquisito. En la parte de adelante del hostel había un gran jardín en donde nos sentamos a charlar y a compartir un vino que los sanjuaninos habían traído. Fue una linda experiencia, nos reímos mucho y algunos se fueron más tarde “al centro” a tomar algo, nosotros nos fuimos a la cama, al día siguiente nos iríamos temprano 56 km. hacia el norte hasta Amaicha.


Fotos: El Cocoliche
Fuente: Ente Tucumán Turismo (http://www.tucumanturismo.gov.ar/)

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